11.2008
(No hay II sin I, aunque aquella quede mucho más abajo.)
Cuando uno se coloca justo debajo de una fila de árboles y mira hacia sus copas -recién nevadas o no- estas se escapan por los extremos. Si ello supone un problema, para evitarlo basta con introducirlas en la cámara. Más tarde, al sacarlas, resultará posible extenderlas todas por igual, en fila otra vez. Como si se hubieran olvidado desde dónde las mirabas.
(No hay II sin I, aunque aquella quede mucho más abajo.)
Cuando uno se coloca justo debajo de una fila de árboles y mira hacia sus copas -recién nevadas o no- estas se escapan por los extremos. Si ello supone un problema, para evitarlo basta con introducirlas en la cámara. Más tarde, al sacarlas, resultará posible extenderlas todas por igual, en fila otra vez. Como si se hubieran olvidado desde dónde las mirabas.
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