01.2011
En el siglo XVIII se decidió traer agua corriente hasta el corazón de Pamplona. Tomando el agua del manantial de Subiza, la canalización exigía levantar un acueducto para vencer la depresión cerca de Noáin. Hoy, cuando los proyectos son otros, los restos de los antiguos están ahí para el recuerdo y la atención.
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