Durante el envero las uvas cambian de color, comenzando a tomar el propio de su madurez. La palabra procede del latín invariare que al contrario de lo previsto (o precisamente por ello) significa cambiar de color. *Invariar para cambiar, o variar para permanecer. Por su cuenta, los franceses se refieren al envero como véraison, de la antigua palabra vérir y que tampoco nada tiene que ver con véritable (verdadero) ni con tener ninguna razón, sino con el mismo origen latino del envero. Invariare o el comienzo de la maduración. La madurez como verificación del color, se podría haber dicho, si no fuera porque no sería del todo verdad.
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